Se rezan el martes y el viernes.

Primer misterio doloroso: La Oración en el Huerto

Mc 14, 32-42

32. En esto llegan a la granja llamada Gethsemaní. Y dice a sus discípulos: Sentaos aquí mientras que yo hago oración.

33. Y llevándose consigo a Pedro, y a Santiago y a Juan, comenzó a atemorizarse y a angustiarse..

34. Y díjoles: Mi alma siente angustia de muerte: aguardad aquí, y estad en vela.

35. Y apartándose un poco adelante, se postró en tierra: y suplicaba que, si ser pudiese, se alejase de aquella hora:

36. ¡Oh Padre, Padre mío! decía, todas las cosas te son posibles, aparta de mí este cáliz, más no sea lo que yo quiero, sino lo que tú.

37. Viene después a los trés, y hallolos dormidos. Y dice a Pedro: Simón, tu duermes? ¿aun no has podido velar una hora?

38. Velad y orad, para que no caigáis en la tentación. El espíritu a la verdad está pronto, es forzado, pero la carne es flaca.

39. Fuese otra vez a orar, repitiendo las mismas palabras.

40. Y habiendo vuelto, los encontró de nuevo dormidos (porque sus ojos estaban cargados de sueño) y no sabían qué responderle.

41. Al fin vino tercera vez, y les dijo: Ea, dormid y reposad… Pero basta ya, la hora es llegada y ved aquí que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los pecadores.

42. Levantaos de aquí y vamos que ya el traidor está cerca.

Segundo misterio doloroso: La Flagelación del Señor

Mt 27, 11-26

11. Fue pues Jesús presentado ante el presidente, y el presidente le interrogó, diciendo: ¿Eres tú el rey de los Judíos? Respondiole Jesús: Tú lo dices: lo soy.

12. Y por más que le acusaban los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos, nada respondió.

13. Por lo que Pilato le dijo: ¿No oyes de cuántas cosas te acusan?

14. Pero él a nada contestó de cuanto le dijo; por manera que el presidente quedó en extremo maravillado.

15. Acostumbraba el presidente conceder por razon de la fiesta de la Pascua la libertad de un reo, a elección del pueblo.

16. Y teniendo a la sazón en la cárcel a uno muy famoso, llamado Barrabás,

17. Preguntó Pilato a los que habían concurrido: ¿A quien queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús que es llamado Christo o Mesías?

18. Porque sabía bien que se lo habían entregado los príncipes de los Sacerdotes por envidia.

19. Y estando él sentado en su tribunal, le envió a decir su mujer: No te mezcles en las cosas de ese justo, porque son muchas las congojas que hoy he padecido en sueños por su causa.

20. Entre tanto los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, indujeron al pueblo a que pidiese la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.

21. Asi es que preguntándose el presindente otra vez, y diciendo: ¿A quien queréis que os suelte? respondieron ellos: A Barrabás.

22. Pues ¿qué he de hacer de Jesús, llamado el Christo?

23. Dicen todos: Sea crucificado. Y el presidente: Pero ¿qué mal ha hecho? Más ellso comenzaron a gritar más, diciendo; Sea crucificado.

24. Con lo que viendo Pilato que nada adelantaba, antes bien que cada vez crecía el tumulto, mandando traer agua, se lavó las manos a la vista del pueblo, diciendo: Inocente yo soy de la sangre de este justo; allá os lo veáis vosotros.

25. A lo cual respondiendo todo el pueblo, dijo: Recaiga su sangre sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.

26. Entonces les soltó a Barrabás. Y a Jesús, después de haberle hecho azotar, le entregó en sus manos para que fuese crucificado.

Tercer misterio doloroso: La Coronación de Espinas

Mc 15, 15-20

15. Al fin Pilato deseando contentar al pueblo, les soltó a Barrabás. Y a Jesús, después de haberle hecho azotar, le entregó en sus manos para que fuese crucificado.

16. Los soldados le llevaron entonces al patio del pretorio, y reuniendose allí toda su cohorte.

17. Vistenle un manto de grana a manera de purpura y le ponen una corona de espinas entretejidas.

18. Comenzaron enseguida a saludarle diciendo: Salve, oh rey de los Judíos.

19. Al mismo tiempo herían su cabeza con una caña, y escupíanle, e hincando las rodillas le adoraban.

20. Después de haberse así mofado de él, le desnudaron de la púrpura y volviendole a poner sus vestidos, le condujeron afuera para crucificarle.

Cuarto misterio doloroso: Jesús con la cruz a cuestas

Jn 19, 6-17

6. Luego que los pontifices y sus ministros le vieron, alzaron el grito diciendo: crucifícale, crucifícale. Díceles Pilato: Tomadle allá vosotros y crucificadle, que yo no hallo en él crimen.

7. Respondiéronle los judíos: Nosotros tenemos una ley, y según esta ley debe morir, porque se ha hecho Hijo de Dios.

8. Cuando Pilato oyó esta acusación, se llenó más de temor.

9. Y volviendo a entrar en el pretorio, dijo a Jesús: ¿De dónde eres tú? Más Jesús no le respondió palabra.

10. Por lo que Pilato le dice: ¿a mi no me hablas? pues ¿no sabes que está en mi mano el crucificarte y en mi mano está el soltarte?

11. Respondió Jesús: No tendrías poder alguno sobre mí, si no te fuera dado de arriba. Por tanto quien a ti me ha entregado, es reo de pecado más grave.

Quinto misterio doloroso: Jesús muere en la cruz

Mt 27, 33-50

33. Y llegados al lugar que se llama Gólgotha, esto es, lugar del calvario o de las Calaveras.

34. Alli le dieron a beber vino mezclado con hiel. Más él, habiéndolo probado, no quiso beberlo.

35. Después que le hubieron crucificado, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes, con esto se cumplió la profecía que dice: Repartieron entre si mism vestidos y sortearon mi túnica.

36. Y sentaronse junto a él le guardaban.

37. Pusieronle también sobre la cabeza estas palabras que denotaban la causa de su condenación: Este es el Jesus Rey de los Judíos.

38. Al msimo tiempo fueron crucificados con él dos ladrones, uno a la diestra y otro a la siniestra.

39. Y los que pasaban por allí le blasfemaban y escarnecían meneando la abeza, y diciendo:

40. Hola, tú qeu derribas el templo de Dios, y en tres días le rectificas, sálvate a ti mismo, si eres el hijo de Dios, desciende de la cruz.

41. De la misma manera también los príncipes de lso sacerdotes a una con los Escribas y los ancianos, insultándole decían:

42. A otros ha salvado, y no puede salvarse a si mismo, si es el Rey de Israel, baje ahora de la cruz, y creeremos en él.

43: Él pone su confianza en Dios, pues si dios le ama tanto, librele ahora, ya que el mismo decía: Yo soy el Hijo de Dios.

44. Y eso mismo le echaban en cara aun los ladrones que estaban crucificados en su compañía.

45. Mas desde la hora sexta hasta la hora nona quedó toda la tierra cubierta de tinieblas.

46. Y cerca de la hora nona exclamó Jesús con una gran voz, diciendo: Eli, Eli, lamma sabathani? esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?

47. Lo que oyendo algunso de lso circundantes, decían: A Elías llama este.

48. Y luego corriendo uno de ellos tomó una esponja empapola en vinagre y puesta en la punta de una caña, dabasela a chupar.

49. Los otros decían: Dejad, veamos si viene Elias a librarle.

50. Entonces Jesús, clamando de nuevo con una voz grande y sonora, entregó su espíritu.

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